Cuack

metoo

Llevo un par de días dándole vueltas a la idea de escribir sobre esto, teniendo en cuenta lo personal y delicado del tema.

Desde hace algunos años ocurre algo curioso, por un lado parece existir una especie de censura extrema, el trabajo de escritores, científicos, políticos y pensadores de los últimos años está siendo objeto de un constante escrutinio, cada palabra o aspecto de la vida privada de esa persona se revisa y si algo no concuerda ni se ajusta a la nueva moral se lo denuncia, se intenta que desaparezca. No se piensa, ni por un momento, en el marco histórico en el que esa persona vivió, ni se quiere admitir que, por mucho que cierta palabra impresa o acto de la vida de esa persona responde, a fin de cuentas, a su tiempo. Se sacan versiones revisadas de clásicos de la literatura en las que determinadas palabras han sido omitidas, no vaya a ser que se atente o hiera la sensibilidad del lector. Por el otro lado vivimos un momento de empoderamiento de la mujer de ser las que regimos nuestra propia vida, cuerpo, mente, etc., la libertad sexual va aparejada al tema, se busca pasar de ser un objeto a un sujeto(1). Así que tenemos a dos contrincantes que son pesos pesados en la actualidad, el no digas eso porque hieres MIS sentimientos vs el haré lo que me salga del coño.

Se han hecho infinidad de bromas sobre como “las mujeres”, a lo largo de la historia, han obtenido favores o beneficios. La tonta que sigue en la ofi, aunque causa problemas día sí y día también, pero que parece intocable y encima asciende, debe ser muy buena en algo. La chica guapa que, solo por ser guapa, ya tiene asegurada una vida de cierta comodidad y no debe luchar para conseguir las cosas, porque estas parecen lloverle del cielo. La imagen del rico, viejo y feo magnate que parece vivir rodeado de jovencitas, que le ríen las gracias y lo adoran de aquí a la luna es casi un cliché. También hay ejemplos trágicos sobre este tema, muchas fueron las mujeres que, durante la ocupación Nazi de Holanda, terminaban de “novias” de los soldados. ¿Quién podría culparlas en la actualidad? Buscaban sobrevivir, tenían familia a la que alimentar y esa barra de pan obtenida luego de dejarse hacer podía ser la diferencia entre la vida y la muerte. Sin embargo fueron victimas del ostracismo y la humillación publica.

Ahora, con la nueva ola del feminismo y las así llamadas “feminazis” ha surgido una suerte de cacería de brujas. Cualquier actitud del sexo opuesto, si no es pedida o esperada, se ve como acoso o microagresión. Si un hombre te abre la puerta, lo que siempre se ha visto como un acto de caballerosidad o, al menos, de buena educación, se puede interpretar como acoso, si el pobre diablo además te sonríe, pues vamos, paren las rotativas, porque es una ofensa(2). Las actitudes que nos eran enseñadas como signos de cortesía masculina se están convirtiendo en actos de microagresión. El problema es que de tanto gritar lobo las agresiones y vejaciones reales son cuestionadas. La modelo aspirante a actriz, que durante su ascenso no tuvo reparos en coquetear con el viejo, rico y poderoso, ahora se siente en la obligación de denunciar libremente que fue abusada. Abuso de poder sí que había, de lo otro, pues depende, las hay que no entraron en ese juego y cuyas carreras, simplemente, no despegaron, sobre si tenían talento o no, eso es otra cosa, porque igual, se puede especular sobre el talento real de muchas de las que sí aceptaron. Es ahora cuando surge el escándalo porque nos enteramos de que Mira Sorvino, que ya tenía un Oscar en su poder, pudo ser ¿Galadriel?, ¿Arwen?, ¿Eowyn? pero ella perdió esa oportunidad al decir NO. Las puertas de Hollywood se le cerraron y solo le quedaba el cine independiente, dentro de la industria todos sabían cómo eran las cosas, aunque luego se mostrasen sorprendidos por las hechos que salían a la luz pública.

Con Hollywood convulsionado y actriz tras actriz contando su experiencia surge el #metoo y de pronto parecía que prácticamente todas las mujeres habían pasado por algo así. Y sí, yo también tengo mi propio metoo, toda mi infancia estuvo marcada por ello, sé lo que es no sentirte a gusto cuando te quedas a solas con una persona, pronto aprendí a leer las señales y siempre que podía, me escabullía, también sé lo que es decirle a tus padres que no te gusta X persona, por la forma en la que te habla, aún enfrente de ellos, y que simplemente le resten importancia o lo vean como un juego. Sé lo que es quedarte a solas con esa persona y que te arrincone contra una pared y te toque amenazar con golpear, con hacer daño (y mira que encima cuela xD) para zafarte y que todo quede solo como un susto, aunque pases el resto del día mirando por encima de tu hombro, pero, al menos, por ese momento, te has librado. Durante esos años parecía que los únicos lugares en los que tenía paz eran la escuela y la casa, aunque en la casa no hubiese nadie más. Sin embargo, cuando llegaban las vacaciones, comenzaba el estrés, porque sabía que, muy posiblemente, terminaría al cuidado de alguien más y las cosas se podían poner muy feas. Se me hacían insinuaciones, se me llamaba para que me acercara, incluso me tocaban, pero siempre logré zafarme del peligro de la gran V. Al final de todo eso, simplemente, preferí la soledad, como dice el dicho mejor sola que mal acompañada. Así que, lección del día, si un niño te dice que no le gusta una persona, aunque esa persona sea sonrisas y cordialidad delante de ti, hazle caso y averigua como se sienten otros niños con esa persona, quizás te lleves sorpresas. No te confíes y pienses que a tu niño no le va a pasar porque le has enseñado a no confiar en desconocidos, hay muchas ovejas con piel de cordero a tu alrededor, aunque no lo creas.(3)

Pero, el problema es que solo se habla del metoo desde la perspectiva de mujer, con el hombre como animal incapaz de controlarse. Pero diría que olvidamos el hecho de que el metoo sí que debe englobar también a los niños, porque también hay mujeres predadoras, aunque, culturalmente, si la profe de 35 le echa los tejos al chiquillo de 12, no se lo ve como violación, ni siquiera como abuso, porque el chico ha demostrado lo macho que es. El hombre, bajo nuestros estándares, no puede ser víctima, ni siquiera de violencia doméstica, es lo conocido como “masculinidad tóxica”.

(1) Bueno, en líneas generales se lo podría resumir así y no entro mucho en eso porque en sí ya es muy polémico.

(2) Hay casos y casos, si a mí me abren la puerta y ya está, pues genial, yo también le abro la puerta a otros, no pasa nada. Es diferente si, al pasar por el lado de quien te la abre va y te suelta alguna guarrada, que los hay.

(3) Aquí, de forma resumida, hablo de 4 hombres, como digo, fue algo estresante.